ETAPA 17 SOTO LUIÑA - CADAVEDO
Nos levantamos a las 7 y media, el día se presentaba ya agradable de temperatura y empezaban los primeros rayos de sol a asomar con alegría. Según la guía los caminos y pistas se iban a ir turnando y sobre todo la generosa vegetación, compañía permanente en el trayecto ofreciéndonos sus agradables sombras. Curioso paisaje, verde y cemento. Naturaleza e imperiales columnas soportan la estructura que acorta distancias, abriéndose camino entre el verde de los montes y árboles que mantienen su figura, aroma y color.
Avanzábamos solos y nos invadía esa ya conocida sensación de libertad y privacidad del camino.
Mon lleva mucho mejor la herida de la frente, la planta “Siridonia”, está cumpliendo su cometido a la perfección.
Empezar a ver mar resulta tan gratificante que se te olvida el peso, el dolor del hombro (que no me abandona) y el cansancio, me atrae y produce un efecto de imán.
Por ese motivo decidimos disfrutar de cerca y bajamos a la playa. Playa de la Ballota, merece la pena, aunque luego tengas una pequeña subida a Tablizo, el camino está en sombra.
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