ETAPA 10 COLOMBRES - LLANES






Etapa 10
COLOMBRES-LLANES




No pegué ojo, ¡que duro el suelo, por Dios!, pero no importó, una nueva etapa nos esperaba, larguita, pero íbamos a Llanes y caminando, era todo un acontecimiento. El recorrido, por caminos era genial, según avanzábamos, íbamos sintiendo el sonido de coches, nos estábamos acercando a la carretera, salimos a parar muy cerca de la Franca, donde recordamos el arroz con bogavante (de morir), que tantas veces habíamos parado a comer, al mirar hacia atrás vimos a MYC, nos volviamos a encontrar.

-Siempre cuentas con que, cuando te despides, sea posible tanto volver a verte como no, de esta forma las despedidas, son vividas de forma tan intensa, como los encuentros-

Continuando por la carretera nos encontramos con Basi, estaba ciertamente angustiada, cuando llegaron a la salida indicara para llegar a la carretera general, Fran y X de Montreal, que los acompañaba, convencidos de que el camino continuaba, decidieron seguir, sin embargo Basi, siguió la señal, saliendo a la general. Observando que tardaban más de lo esperado en aparecer, para su percepción del tiempo, empezando a asustarse, fue cuando la encontramos, contándonos lo sucedido. Al otro lado de la carretera se imaginaba un camino en lo alto, tapado por una afluencia de pinos frondosos, que dificultaban la visibilidad. Comenzamos a gritar el nombre de Fran, dando por hecho que podían estar cerca y oirían las voces. No tardaron en aparecer.

Fue un encuentro estupendo y eso que el disfrutar de nuestro propio espacio, sin ser habitual encontrarnos peregrinos al paso, iba siendo una agradecida experiencia, sin embargo en esta ocasión fue compartir el entusiasmo de recorrer esta etapa tan especial para nosotros, lo que la hacia extraordinaria. Mon es Llanisco, como los de Francia, Franciscos (que decía mi hijo, GariKoitz, cuando en los viajes largos en coche, jugábamos a los gentilicios).

Todos mantuvimos el interés por mantener el grupo y aunque en algún momento se alargaba o acortaba en la distancia, nos esperábamos unos a otros. Mereció la pena tomar este camino alternativo, ir por Pendueles, nos permitió disfrutar de este maravilloso paisaje, hasta llegar al Camping la Paz, un lugar increíble, lástima de escalera mecánica para subir a la cafetería, claro que una vez arriba, viendo las vistas desde la terraza, bueno y ¡el pintxo de tortilla!, se te olvida el esfuerzo. Continuamos, ya con otra energía y menos más porque nos esperaba la subida desde Andrín a La Ballota (Mirador), durita, durita, durita, pero corta, ¡menos mal! Y otra compensación, ¡qué vistas!. Nos encontrábamos en la Sierra de Cuera, a la izda campo de golf y en descenso hacia Cue, por carretera, y como siempre, cuando ya hueles el final, parece que no llega. Por fin, mi querido Llanes, el cruce, izquierda, hacia Llanes y el Albergue privado de La Portilla, hacia la derecha, la Sidrería el Horriu, que no tiene pérdida, porque realmente es un hórreo, las mesas alrededor nos estaban esperando, según llegamos, besos y abrazos, los dueños son encantadores, nos conocemos mucho y nos quedamos a comer, peeeero, lo primero una sidrina, ummmmmm, buenísima y fresquísisima, ¡como no!, pedimos una fabada y pescadito a la planta, todo un placer de dioses. Calmadas nuestras imperiosas necesidades, planificamos el resto de la etapa, seríamos los anfitriones, acompañaríamos al albergue a MYC y quedaríamos a la tarde para picar algo y enseñarlas lo necesario. Una vez alojadas nos quedaba la recta final para llegar a casa. Mientras nos acercábamos, sentíamos que quizás un día de diferencia con el resto del grupo, dificultaría el volver a encontrarnos y con esa cierta tristeza y recordando momentos vividos con ellos, llegamos a casa.

Fue como un sueño, habíamos llegado y andando, a casa, en 10 días, cuando en dos horitas solemos llegar en coche.



No hay comentarios: