ETAPA 11 LLANES
Aún ahora recordando, se desconecta el alma y me cuesta transformarla.
Sentí una mezcla de felicidad por estar en casa, estar con la familia, agradecimiento por el descanso y de inquietud interior por no dejar al alma de peregrino seguir su vuelo y hasta quizás desorientados al romper esa estructura de vida, pero cada momento hay que saberlo vivir, encajarlo y valorarlo.
Nos levantamos y después de desayunar, organizamos las mochilas, estudiamos lo que era innecesario, considerando la experiencia hasta el momento. La bolsas en las que distribuí las ropa, eso sí muy monas, con su cremallerita plastificada, de diferentes colores (esto no pesa, los colores digo), conjunto pantalón y camiseta por bolsa, que eran 6 en total, un conjunto de frío, usado el primer día, pero lo mantuve, dos de vestir (para cambiar), el resto eran tres pantalones cortos y uno largo, (ahora lo repaso y me parece una barbaridad), calcetines en otra bolsa, camisetas de repuesto en otra, Kit de dormir en otra, un bikini y cremas protectoras y para terminar el neceser, que si botecito de gel, otro de champú, el aceite pal cuerpo…….. Era necesario valorar que se dejaba y, empezamos por la bolsas, las sustituí por unas ligerísimas, sin cremallera, como las de congelar, dejé el camisón de lunares, monísimo, pero nada práctico, un conjunto de vestir, un conjunto de pantalón largo, hay que decir que por separado la verdad es no pesaba tanto, ¡ hay! pero cuando lo sumas todo, es otra historia y sobre todo un par de guías, una revista un bolsito que Mon me compró en Unquera, todo ello, más de
La etapa de descanso resultó agradable, pero no nos encontrábamos realmente en nuestro mundo.
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