ETAPA 15 GIJÓN - AVILÉS


ETAPA 15 GIJÓN - AVILÉS


Nos levantamos a las 7 de la mañana y como ya estaba prácticamente organizado todo, en media hora estábamos ya en la calle. La mañana estaba lluviosa y gris, el suelo brilla como si lo acabasen de encerar, son la 7:30 . El primer trabajo del día, el desayuno, cogemos la calle de atrás y en dirección indicada para salir de ciudad, encontramos una cafetería que nos guiñó el ojo. El café, muy bueno y una tostada a la plancha. La lluvia nos dejó de acompañar y seguimos las indicaciones, antes de dejar los últimos bloques de casas comprobamos los boletos de las primilocas. Las fábricas de acero protagonizaban el paisaje, expulsando por sus chimeneas humo de colores fríos.

Llevaba obsesión por el olor y humedad de la cinchas de la mochila, secaban bien durante la noche, pero bastaba empezar a caminar para notar de nuevo esa sensación que tan desagradable me resultaba. Después de superar un fuerte ascenso, llegamos a una fuente, zona de abundantes eucaliptos, el aroma era divino, paramos y se me ocurrió coger unas cuantas ramas jóvenes, el color de sus hojas son de un verde pálido, para introducirlas en la cámara con pared de red que llevan las mochilas en la parte interior de la espalda, de esta manera su olor vencería y solucionaría el problema. En la fuente, mientras llenábamos las cantimploras, un anciano de buen ver, nos observaba y supongo que no pudo evitar el preguntarnos, -donde van? . – pues nuestra intención es de Llegar a Santiago, de Compostela claro! Y el hombre de poca fe nos contestó, - me extraña que lleguen ustedes. Nos llegó al alma, pero nunca llegará a saber el final, que no te puedes fiar de las apariencias, que con constancia, fuerza mental y buenos compañeros de viaje, se puede llegar muy lejos.

El cielo se iba despejando animándonos a superar la desconfianza del buen hombre, cuando un curioso encuentro nos hizo cambiar de registro. Un peregrino, simbolizó su paso dejando sus botas descansar sobre el mojón que llevaba la señal del camino. No parecían estar en mal uso, pero seguro, que motivos tendría para abandonar tal necesario protector o en este caso quizás estaba dando un contrario resultado y tuvo que decidir despojarse de ellas. ????

El cielo cada vez se dejaba ver con más claridad.

El camino se iba haciendo más llevadero, hasta que encontramos que el camino estaba cortado por obras, enemigo de la orientación, no obstante a pesar del desvío y esperando resignados quizás, alejarnos de nuestra dirección, nos llevó a una iglesia que junto a ella, un guindo precioso y con abundante fruto, que estaban buenísimas, nos ofrecía disfrutar de él haciendo un pequeño descanso.

El paso por carreteras y autopistas, el ruido de camiones, vehículos que iban y venían, la dificultad de los pasos, el calor y el cansancio enturbió por un momento el camino, duro trayecto. Llegábamos a un bar bastante grande a 5,4 km de Avilés. No tenía fuerzas ni para parar, el cansancio a veces hace que te empecines en absurdas decisiones, pero Mon me hizo recapacitar y comprendí que era una tontería machacarte innecesariamente y que diez minutos de descanso haría ganar tiempo, alegría y bienestar físico. Gracias a esta parada conocimos a Avelino, persona amable, atento, cariñoso y con una gran sensibilidad hacia el peregrino. Avelino, me alegro decidir parar y tomar un trozo de empanada con una sidra en tu establecimiento.

Nos quedaba poco más de una hora para llegar a Avilés, momento en el que una hora se hace eterna. La entrada, zona obrera, sus casas con el peso del humo y la humildad en sus paredes nos recibían dejándonos de la mano de las fábricas de acero, fieles compañeras de esta etapa, en un entorno de más alcurnia y separada por una ría que albergaba parrulos en su orilla.

El camino se convirtió en pista, que nos llevó hasta llegar a la ciudad.

El albergue sin complicación para encontrar, 60 plazas una gran habitación plagaita de camas y literas. Nos registramos………y el ritual diario. Cuando ya estuvimos organizados y repuestos, fuimos a visitar la ciudad, eso si, depacito. Casco viejo, precioso, sidritas, picoteo y buenas noches.

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